Finalmente, el pasado 20 de junio se publicaron los actos delegados de la Comisión europea que establecen los criterios para la definición del hidrógeno renovable y la clasificación de sus derivados producidos en Europa o importados. Esta publicación interviene cinco años después de la entrada en vigor de la directiva RED II (Renewable Energy Directive) , tres años después de los anuncios de las ambiciones europeas en materia de hidrógeno, dos años más tarde de la entrada del hidrógeno en el código de la energía en Francia, un año después de la autorización por la Comisión de una ayuda pública de hasta 5.2 mil millones de euros en favor del proyecto H2Use IPCEI (Important Projects of Common European Interest) para la producción de hidrógeno renovable, y tras años de preparación, debates, concertaciones, consultas y giros inesperados.
¡Por fin Europa tiene una definición del hidrógeno renovable! ¡Aleluya!
Este hidrógeno recién acreditado podrá, por lo tanto, añadir un nuevo matiz al, ya de por si bien surtido, caleidoscopio del H2: el “Verde Europa”. Situar este tono en el muestrario de colores puede a veces resultar un ejercicio difícil, a menudo subjetivo y ciertamente propenso a daltonismos regionales. Si cada país considerará sin duda su hidrógeno de un hermoso verde primavera, algunos (¿como los vecinos alemanes?) tendrán la impresión de que el hidrógeno francés tira hacia el color rosa mientras otras producciones aparecerán con matices claramente más oscuras, incluso de un amarillo dudoso.
El texto de estos actos delegados no incita a la serenidad. Estas numerosas y complejas normas (21 páginas) prevén varios modos de alimentación de los electrolizadores en electricidad renovable, según estén conectados físicamente (línea directa) o de forma virtual (Power Purchase Agreements) a unas plantas solares o eólicas, o se utilicen para aportar flexibilidad a la red durante los periodos de congestión.
Este reglamento, que se aplica tanto a la producción doméstica como a las importaciones hacia la UE, ya empieza a surtir efecto fuera de Europa, con debates animados en Estados Unidos sobre la oportunidad de introducir reglas análogas – tales como los criterios de “adicionalidad” y correlación espaciotemporal – o, en Japón que ha decidido aplicar un límite similar de 3,4kgCO2eq/kgH2 (-70% de GEI) para definir el carácter descarbonizado del hidrógeno producido.
Todavía queda por delante una extensa labor de armonización internacional de las normas.
Estas normas, especialmente elaboradas, definen por fin el hidrógeno renovable en el sentido de la directiva. Deberían por tanto ofrecer la estabilidad y seguridad jurídica tan esperadas por los inversores e industriales, sin las cuales los modelos de negocio y las decisiones de inversiones no podrían concretarse. Estos actos delegados por fin precisan las condiciones en las cuales la electricidad extraída de la red puede considerarse como renovable. Sin embargo, debido a la complejidad del texto y a las controversias que lo acompañan, el debate sobre la electricidad y el hidrógeno más verde que verde no terminará con esta publicación. Conviene, por lo tanto, moderar el entusiasmo de la Sra. Kadri Simson (Comisaria europea de la Energía) quien expresó su alegría en X (ex Twitter) cuando se publicó el texto “Esto significa una seguridad jurídica para los productores y consumidores de hidrógeno renovable y representa una etapa importante para atraer a los inversores…”
Según rezan las nuevas normas, la electricidad usada en la fabricación de hidrógeno verde se debe obtener “directa o indirectamente” de una o varias fuentes renovables “adicionales”. Para la Comisión estas fuentes “adicionales” deben cumplir los siguientes criterios: (i) no subvencionadas (ii) con puesta en servicio simultánea a la planta de electrolisis (con una tolerancia de 36 meses), (iii) con correlación geográfica (electrolizador y fuente de electricidad deben residir en una misma área de mercado o “bidding zone”) y, finalmente, (iv) correlación temporal de la energía que, a término (2030), se medirá en paso horario.
En nuestra opinión, estos criterios se encuentran especialmente bien adaptados para proyectos a veces calificados de “neocolonialismo energético” que permiten la convivencia de producciones “verdes” con un sistema eléctrico rico en emisiones de CO2 (no obstante, en ese caso el hidrógeno “verde” debería verse sometido al Carbon Border Adjustment Mechanism, pero eso es otra historia). Por el contrario, parecen inadecuados al entorno europeo donde las energías renovables mayoritariamente se desarrollan a través de contratos de complemento de remuneración a veces bajo forma de CfD[1] bidireccionales.
Estos actos delegados incluyen dos disposiciones pragmáticas importantes:
- Cualquier proyecto de producción de hidrógeno puesto en marcha antes del 1 de enero del 2027 podrá utilizar electricidad renovable “no adicional”, cuya fuente haya podido ponerse en marcha mucho tiempo antes del arranque de los electrolizadores y que se haya podido beneficiar de subvenciones hasta el 01/01/2038.
- Además, se conceden condiciones específicas favorables a los mix eléctricos ya descarbonizados, ya sea por presencia elevada de producción renovable o por combinación de renovables y nuclear. Los proyectos que se encuentran en países (área de mercado) en los que la intensidad de las emisiones imputables a la electricidad producida es inferior a 18 gCO2eq/MJ (64,80kgCO2eq/MW) podrán utilizar electricidad renovable “no adicional”.
Francia debería encontrarse por debajo de este límite siempre que haya acuerdo sobre el factor de emisión observado. La Comisión establece, en anexo al acta, un factor elevado (19,6gCO2eq/MJ) sin distinguir entre Francia metropolitana y los territorios franceses de ultramar. Sin embargo, las propias reglas permiten recurrir a métodos de cálculo, e incluso a datos, alternativos, lo que seguro permitirá reconocer debidamente el factor de emisión de la red francesa al limitar su perímetro al de Francia metropolitana.
Garantías de origen
Este acto delegado guarda relativo silencio sobre el uso de las garantías de origen en su prescripción de concluir “directamente o a través de intermediarios, uno o más contratos de compra de electricidad renovable con operadores económicos que producen electricidad renovable en una o más instalaciones que generan electricidad renovable por un importe al menos equivalente a la cantidad de electricidad declarada totalmente renovable y si la electricidad declarada se produce efectivamente en esta o estas instalaciones”.
Solo en el considerando 15 de estos actos delegados se encuentra una referencia a las garantías de origen: “El artículo 19 (de la RED II) tiene por objeto evitar que tanto el productor de electricidad renovable como el productor de carburantes líquidos y gaseosos renovables de origen no biológico producidos a partir de dicha electricidad puedan recibir garantías de origen cerciorándose de la cancelación de las garantías de origen expedidas al productor de electricidad renovable”.
Aunque no es explícito, entendemos por lo tanto que el carácter renovable de la electricidad comprada “directa o indirectamente” a partir de una o varias fuentes renovables y consumida por electrolisis deberá probarse a través de la garantía de origen correspondiente. A partir de los atributos de esta garantía se podrán comprobar las exigencias de adicionalidad y correlación espaciotemporal.
Para Francia, a reserva de que la intensidad de emisión se encuentre por debajo de 18gCO2eq/MJ, entendemos que las condiciones de este acto delegado se cumplirán si el “intermediario” (proveedor) cancela cada mes garantías de origen francés por una cantidad al menos equivalente a la cantidad de electricidad declarada como completamente renovable.
A partir de 2030, la correlación temporal debería ser en paso horario lo que podría conducir a una modificación de la organización del sistema de garantías de origen en Francia, que se emiten en la actualidad en paso mensual.
Conclusión
Este acto delegado sigue siendo objeto de numerosas críticas (justificadas) especialmente por parte del Parlamento europeo. Es muy probable que este esfuerzo de normalización se vea modificado antes de que termine la fase transitoria (en 2027). Incluso, se discute la posibilidad de que uno de los artículos de la RED3 (a punto de completarse) anule y reemplace este acto delegado.
¿De verdad Europa tiene una definición del hidrógeno renovable?
[1] Contract for Difference, Contrato por Diferencia.
Philippe Boulanger