El 28 de abril de 2025, el sistema eléctrico ibérico sufrió un colapso significativo, que comenzó con la detección de oscilaciones iniciales en la red entre las 12:03 y las 12:07 CEST, seguidas por una segunda serie de oscilaciones entre las 12:19 y las 12:21 CEST. En respuesta, los operadores del sistema de transmisión (TSO) de España y Francia implementaron medidas inmediatas para mitigar las oscilaciones, mientras monitoreaban de cerca variables críticas que se aproximaban a los límites operativos aceptables. A pesar de estas intervenciones, se produjeron los primeros cortes en el sur de España, especialmente en las regiones de Granada, Badajoz y Sevilla, con una pérdida estimada de 2,2 GW de capacidad de generación.
La frecuencia de la red ibérica continuó descendiendo hasta alcanzar un umbral crítico de 48 Hz. Esta caída provocó la desconexión automática de la red española tanto de la red portuguesa como de la francesa, para evitar una pérdida mayor de sincronización. A continuación, las líneas de corriente alterna (AC) que conectan España y Francia se dispararon, lo que condujo a un fallo total de la red, sin transferencia de energía a través de la conexión de corriente continua de alta tensión (HVDC) entre ambos países.
La recuperación comenzó de forma gradual ese mismo día, con la re-energización de la primera línea de transmisión AC de 400 kV entre España y Francia a las 12:44 CEST, lo que supuso un hito clave en el proceso. Poco después, a las 13:04 CEST, se restableció la interconexión entre España y Marruecos, lo que mejoró la estabilidad regional de la red. A las 13:35 CEST, la línea AC oriental entre España y Francia volvió a estar operativa, consolidando aún más la resiliencia del sistema.
A las 16:11 CEST, una instalación portuguesa con capacidad de arranque autónomo (black-start) inició operaciones con éxito, demostrando su capacidad esencial para la recuperación. Los esfuerzos continuaron a las 18:36 CEST con la re-energización de la línea de 220 kV entre España y Portugal, reforzando la capacidad de transmisión transfronteriza. Finalmente, a las 21:35 CEST, la restauración de la línea de 400 kV entre España y el sur de Portugal marcó el cierre de una de las fases clave del proceso de recuperación en la Península Ibérica.
La estabilidad completa del sistema eléctrico no se recuperó hasta el 29 de abril. Las consecuencias de este colapso afectaron también al sector del transporte, provocando retrasos y cancelaciones significativas en los servicios de tren y avión. Asimismo, las comunicaciones se vieron gravemente restringidas, lo que obligó a varios centros de salud a recurrir a generadores de emergencia.
Uno de los factores críticos que agravan los desafíos del sistema eléctrico español es la alta integración de fuentes de energía renovable en el mix energético. Esta situación ha provocado una insuficiente masa sincrónica, normalmente proporcionada por medios de generación convencionales como la nuclear, ciclos combinados (CCGT) y energía hidroeléctrica. Estas tecnologías tradicionales utilizan turbinas de alta capacidad que transmiten energía de forma efectiva y sincrónica. Sin embargo, a medida que aumenta la proporción de renovables, disminuye la disponibilidad de generación convencional, lo que conlleva una reducción de la inercia rotacional, fundamental para mantener la frecuencia nominal de 50 Hz. Esta frecuencia es esencial, ya que generadores, motores y transformadores están diseñados para operar a ese valor en Europa. Mantener la estabilidad del sistema eléctrico exige que la generación y la demanda estén equilibradas de forma constante.
Durante el intervalo crítico entre las 12:00 y las 12:40 CEST, la generación procedente de fuentes nucleares y ciclos combinados se mantuvo baja (ilustrado en la Figura 1, que muestra la mezcla de producción horaria de todas las tecnologías disponibles en España). La generación fotovoltaica (FV) alcanzó su pico entre las 08:00 y las 13:00 CEST (como se observa en la Figura 2, con un aporte cercano al 90% exclusivamente de fotovoltaica durante ese periodo). La desconexión masiva de sistemas FV a las 12:30 CEST provocó una caída significativa en la generación y en la demanda, lo que condujo al disparo de la red y desencadenó un apagón nacional.

Figura 2. Mix de producción el 28 de abril en España. Fuente: Red Eléctrica.
Una de las principales consideraciones es la vulnerabilidad inherente del sistema eléctrico español, agravada por la alta penetración de renovables y la consecuente baja inercia rotacional. Para hacer frente de forma eficaz a los retos asociados a niveles elevados de tecnologías eólica y fotovoltaica, es imprescindible explorar una serie de mejoras críticas. Estas deben incluir la integración de reservas de inercia sintética, el despliegue de baterías con capacidad de respuesta rápida (tanto para carga como descarga en la red), y la incorporación de tecnologías convencionales que refuercen la estabilidad del sistema.
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Fuentes adicionales: ENTSOE, GES&CIP
Cheyenne Rueda Lagasse